A Gonzalo Arango en su onomástico número Nada de parte Laura Häsler de Longa

 

Mi estrelladísimo Gonzalo fundador del Nadaísmo cosa que encontraste por accidente como tu muerte. Tu humanidad quisiste separar en vano de la raza humana, un noble esfuerzo de superación sin duda aunque, hay que admitir que lo hacías haciendo humanas cosas como amar furiosamente fornicar y “beber ron jugando billar pool en las noches interminables”. Dentro de la sociedad interminable de todo los tiempos, dentro de esa sociedad que no considero liquida como Zygmunt Bauman sino más bien un lodo hediondo en donde encontraste los elementos para forjar las joyas filosófico – poéticas llenas de razones y sin razones; plasmaste no con la brocha o pincel más fino el retrato absurdo e ilógico de esta humanidad: No fue como un cuadro barroco lleno de detalles ni como ese ininteligible cubismo de Picasso, ni como las desproporciones horribles de botero, ni si  quiera un estético manierismo gore; fue todo y nada a la vez.

 

Arrastraste incólume las vicisitudes, colorario del terrible dedo índice, que necroso mata lo que señala en nombre de sus sagradas “razones”. Te has ido dejándonos  tu testamento profético cargado de venéreas para el pensamiento, de profanaciones a los panteones de la Historia, de la Literatura, del Trabajo bien remunerado con la castración de la existencia, del ocio prostituido en los pasillos de los centros comerciales. Un arco iris eras como un prisma que descomponía la luz, todos tus textos en blanco y negro son de distinto color. Nos dejaste un manotado de dudas como por ejemplo que talla de calzoncillos usabas (en el caso que los usaras) cuanto media tu profético miembro, si alguna vez le diste el beso negro de la camaradería a Amilcar U o si tus ventosidades embellecían la voz. Con el garrote de tu frivolidad sacudiste las mentes de los moralistas del mismo modo que se sacuden las güevas del adolescente Estado colombiano eyaculador siempre de pobreza.

Mi Profeta de la nueva oscuridad,  tu oscura luz  me ha cegado y no me ha permitido ver por dónde caminaba, haciendo que bajo mi calzado made in China, haya quedado aplastado tu cerebro heredado a una babosa, esparciendo su contenido sobre el pavimento de la polvorosa y añeja posteridad en donde has quedado recluido junto a las sodomitas ideas platónicas y a las desviaciones existencialistas del ojo bizco de Sartre.

 

 

Tu inclinación a torcerlo a todo te precipitó al vientre huesudo de la muerte para no hacerte prostático, ni senil y evitarte hacer filas de espera en la EPS donde seguramente no te atenderían porque aún no tienen código para poetas jubilados.  

 

En tu onomástico numero Nada,  grito histérica tu nombre y apellido apeñuscados  como solo las mujeres lo podemos hacer, como una fan de los Beatles o Justin Bieber para que se escuche en toda le geografía de la Republica colombiana, bañada no por el rio Cauca, ni el Magdalena, sino por la mierda proveniente de tu intestino delgado, ese que tú mismo le has dejado en buen haber  a esta patria, en donde el bandolero Desquite muere y vuelve a la vida todos los días, como un precoz delincuente de un barrio marginal de las urbes olorosas a lociones y desodorantes de catálogo, a pollo asado y orines vaporizados en un andén.

 

 

Enciendo pues, una vela negra para cantarte el happy birthday de la Nada a ritmo de reggaeton frente a tu retrato puesto de cabeza; y ya que no puedes abrir ni la boca, yo sola me comeré el pastel.

 

 

 

 

El Comité Para La Preservación De la Moral, la Cultura Isaacsiana presenta a todos los lectores de la Vagancia Exquisita, dos frgamentos ineditos de la obra Maria de Jorge Isaacs

 

***


(Efraín y Mayo sentados en la rivera del rio Nima)


Efraín: - El reflejo de estas límpidas aguas que descienden de lo más alto de las montañas trae el recuerdo de aquel día, donde mi corazón conmovido se estremeció por ella ¿Cómo pude estar tan ciego? ¿Cómo pudo pasar desapercibida su indómita belleza? Tal vez nunca pueda tener respuesta a mis cuestionamientos, pero bendigo aquel día, cuando sentí sus salvaje aliento adentrarse en mi boca. Nunca pensé que María,, aquella pequeña niña, con la que solía caminar sobre el gran tapiz verde de los campos de mi padre, fuera a ocasionar en mi sexo, una rigidez tan poderosa, potente y dura como el diamante, que pudiese haber partido con mi curvo miembro viril las rocas, que aquí contemplo.


Mayo: (interrumpe con falderos ladridos) - De todos los amos que un noble can como yo hubiese podido tener, no pude tener mejores amos que Efraín y María, ¡Ah como los amo! mi cola no deja de moverse cada vez que los tengo en frente, desacomodando del cálido hogar que es mi cola a las garrapatas. Pero María; la bella María, entre todos los humanos ella es inigualable. El olor de su trasero es lo mejor que haya podido oler. Ese olor es la suma de todos los agradables olores: La molienda de los trapiches, la hierba humedecida con el llanto alegre del rocío, el mariscoso lecho evaporado del rio en los meses de sequía donde los renacuajos perecen, el olor al pandebono caliente recién horneado…


Efraín: (Lanza una pequeña piedra a Mayo) - ¡Cállate maldito, can infernal ¡Chite! ¡Chite! ¡Perro hijueputa!


Mayo: (Se queda en silencio, y empieza a lamerse el culo) – Mi amo Efraín es muy afortunado, el sí ha probado las profundidades de la gloria…


Efraín: - Mi primer beso… Mi primer beso con María… ¡Ah! Cuanto la amo… ¡Dios del cielo, mi erección rompe el pantalón!Tantas cosan pasan por mis cabezas, que ya no puedo. Placer, angustia, por fin conozco el amor, y la imagen de aquel día regresa una y otra vez a mi mente, como un furtivo ladronzuelo. Pero ya no puedo aguantar más… ¡Mayo!


Mayo: - (Moviendo la cola en frente de Efraín muy ansioso) Guau, gua, guau ¿Si, mi amo?


Efraín: (Con los pantalones abajo) – Ven aquí buen amigo, proporciónale a tu amo un consuelo, mientras cierro los ojos con tu larga lengua lame mi entrepierna, pensare que es María, me remontaré a aquel día donde nuestro primer beso hizo a las flores silvestres se enseñorearse con vividos colores.

¡Chupa! ¡Chupa mi fiel amigo!


Una garrapata: Mi hogar es tu peludo culo querido Mayo; cuanto me alegra cuando con tanto empeño satisfaces los más puros, deseos de amor de tu amo.


Efraín: Mi semen ahora estalla como la pólvora que sale del rifle de un cazador hacia un fiero tigre; he mojado tu hocico querido Mayo, pues el al recuerdo de aquel día me ha llevado al éxtasis máximo: Mi María en pleno ataque epiléptico con el culo cagado y yo sucumbiendo ante tanta hermosura posando mis labios sobre su culo en heces desbordado ¡Nuestro primer beso!


***

 

-Efraín: desconfió aun del amor de mi dulce María, pero dentro de mí, aún tengo la férrea fe de que su dulce mierda dice más de su amor por mí de lo que creo. Si tan solo misericordioso señor de las alturas, tu omnisapiente, husmeador sacro de intimidades, morador de la infinita bóveda celeste o nada como le llaman los físicos me dieras, me enviaras una tenue prueba, mi amor crecería como un fálico bambú o el prominente culo de una negra, como la intolerancia en el nombre         de       la       tolerancia.

El Culo de María: - ¡Efraín te amo!


Efraín: - Ahora los ángeles cantan para mí con sus azucaradas voces en los albores de esta tarde color esmeralda. ¡Oh jubilo! Me posees y siento que mi amor crece, se expande y multiplica en mi cuerpo, al igual que lo hacen las mis testículos a causa de esta inclemente gonorrea que contraje en una tarde de cacería con Mayo y Carlos.

.
Ema: - ¡Nunca había escuchado tanta dulzura en un pedo! Ni el mío que ha tenido miles de dulces cañas en su interior. Efraín yo me comería a besos un culo que me hablara así.

Efraín: - Ema no dude ni un instante de la procedencia de ese pedo, ya conocía el cautivador sabor de su exquisita mierda. Tenía ese olor que tienen las flores frescas que enjuga con sus delicadas lágrimas de niña.

María:Efrain.

 

Efraín: ¡María! ¡Mi amor mi paraíso! ¿Estás bien? Contéstame que muero de la angustia.


Ema: - ¡Oh no, María ha tenido otro ataque! Ayuda! Medico!


Madre o padre de Efraín: - ¡Hijo María ha muerto!


Efraín: —      (En   histeria) Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!


Mayo: sabias que esto tarde o temprano pasaría.


Efraín (Efraín pateando a Mayo): - ¡Cállate perro hijo de perra!


- Mayo: malparido vaya a azotar a los esclavos. (Lo muerde)


Padre o madre de Efraín: ¿Medico cómo lo ve?


Medico: - Pues ya tenía las defensas bajitas por la gonorrea y con la mordedura del perro ha caído en una septicemia.

 

 

***


(Efraín y Mayo sentados en la rivera del rio Nima)


Efraín: - El reflejo de estas límpidas aguas que descienden de lo más alto de las montañas trae el recuerdo de aquel día, donde mi corazón conmovido se estremeció por ella ¿Cómo pude estar tan ciego? ¿Cómo pudo pasar desapercibida su indómita belleza? Tal vez nunca pueda tener respuesta a mis cuestionamientos, pero bendigo aquel día, cuando sentí sus salvaje aliento adentrarse en mi boca. Nunca pensé que María,, aquella pequeña niña, con la que solía caminar sobre el gran tapiz verde de los campos de mi padre, fuera a ocasionar en mi sexo, una rigidez tan poderosa, potente y dura como el diamante, que pudiese haber partido con mi curvo miembro viril las rocas, que aquí contemplo.


Mayo: (interrumpe con falderos ladridos) - De todos los amos que un noble can como yo hubiese podido tener, no pude tener mejores amos que Efraín y María, ¡Ah como los amo! mi cola no deja de moverse cada vez que los tengo en frente, desacomodando del cálido hogar que es mi cola a las garrapatas. Pero María; la bella María, entre todos los humanos ella es inigualable. El olor de su trasero es lo mejor que haya podido oler. Ese olor es la suma de todos los agradables olores: La molienda de los trapiches, la hierba humedecida con el llanto alegre del rocío, el mariscoso lecho evaporado del rio en los meses de sequía donde los renacuajos perecen, el olor al pandebono caliente recién horneado…


Efraín: (Lanza una pequeña piedra a Mayo) - ¡Cállate maldito, can infernal ¡Chite! ¡Chite! ¡Perro hijueputa!


Mayo: (Se queda en silencio, y empieza a lamerse el culo) – Mi amo Efraín es muy afortunado, el sí ha probado las profundidades de la gloria…


Efraín: - Mi primer beso… Mi primer beso con María… ¡Ah! Cuanto la amo… ¡Dios del cielo, mi erección rompe el pantalón!Tantas cosan pasan por mis cabezas, que ya no puedo. Placer, angustia, por fin conozco el amor, y la imagen de aquel día regresa una y otra vez a mi mente, como un furtivo ladronzuelo. Pero ya no puedo aguantar más… ¡Mayo!


Mayo: - (Moviendo la cola en frente de Efraín muy ansioso) Guau, gua, guau ¿Si, mi amo?


Efraín: (Con los pantalones abajo) – Ven aquí buen amigo, proporciónale a tu amo un consuelo, mientras cierro los ojos con tu larga lengua lame mi entrepierna, pensare que es María, me remontaré a aquel día donde nuestro primer beso hizo a las flores silvestres se enseñorearse con vividos colores.

¡Chupa! ¡Chupa mi fiel amigo!


Una garrapata: Mi hogar es tu peludo culo querido Mayo; cuanto me alegra cuando con tanto empeño satisfaces los más puros, deseos de amor de tu amo.


Efraín: Mi semen ahora estalla como la pólvora que sale del rifle de un cazador hacia un fiero tigre; he mojado tu hocico querido Mayo, pues el al recuerdo de aquel día me ha llevado al éxtasis máximo: Mi María en pleno ataque epiléptico con el culo cagado y yo sucumbiendo ante tanta hermosura posando mis labios sobre su culo en heces desbordado ¡Nuestro primer beso!


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-Efraín: desconfió aun del amor de mi dulce María, pero dentro de mí, aún tengo la férrea fe de que su dulce mierda dice más de su amor por mí de lo que creo. Si tan solo misericordioso señor de las alturas, tu omnisapiente, husmeador sacro de intimidades, morador de la infinita bóveda celeste o nada como le llaman los físicos me dieras, me enviaras una tenue prueba, mi amor crecería como un fálico bambú o el prominente culo de una negra, como la intolerancia en el nombre         de       la       tolerancia.

El Culo de María: - ¡Efraín te amo!


Efraín: - Ahora los ángeles cantan para mí con sus azucaradas voces en los albores de esta tarde color esmeralda. ¡Oh jubilo! Me posees y siento que mi amor crece, se expande y multiplica en mi cuerpo, al igual que lo hacen las mis testículos a causa de esta inclemente gonorrea que contraje en una tarde de cacería con Mayo y Carlos.

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Ema: - ¡Nunca había escuchado tanta dulzura en un pedo! Ni el mío que ha tenido miles de dulces cañas en su interior. Efraín yo me comería a besos un culo que me hablara así.

Efraín: - Ema no dude ni un instante de la procedencia de ese pedo, ya conocía el cautivador sabor de su exquisita mierda. Tenía ese olor que tienen las flores frescas que enjuga con sus delicadas lágrimas de niña.

María:Efrain.

 

Efraín: ¡María! ¡Mi amor mi paraíso! ¿Estás bien? Contéstame que muero de la angustia.


Ema: - ¡Oh no, María ha tenido otro ataque! Ayuda! Medico!


Madre o padre de Efraín: - ¡Hijo María ha muerto!


Efraín: —      (En   histeria) Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!


Mayo: sabias que esto tarde o temprano pasaría.


Efraín (Efraín pateando a Mayo): - ¡Cállate perro hijo de perra!


- Mayo: malparido vaya a azotar a los esclavos. (Lo muerde)


Padre o madre de Efraín: ¿Medico cómo lo ve?


Medico: - Pues ya tenía las defensas bajitas por la gonorrea y con la mordedura del perro ha caído en una septicemia.

 

 

HOMENAJE AL GRAN  JORGE ISAACS

 

 

Nacido un primero de abril de 1837, en la   “sucursal del cielo” de nuestro rico departamento Valle Del Cauca, atrapado entre las azuladas cordilleras occidental y central.  Aunque para ser honrados y no faltar a la verdad, nuestra sucursal es mas como el pandemonio o el infierno dantiano en la tierra; y nuestro Valle Del Cauca es más bien una tierra, un Valle de muertos como Egipto, solo que no es panteón de Reyes sino de miserables que tras ajustes de cuentas y quien sabe que otras humanas cosas yacen en el lecho del rio Cauca sirviendo de alimento a Corronchos que devoran sus sexos y entrañas.


Hoy bajo este cielo de Junio ciento ochenta y cinco años después de tu natalicio querido Jorge, este pueblo fundado como fue fundada nuestra gran patria Colombia, con la sangre de esclavos que tiñeron de rosa la tierra negra, como la piel de los queridos hombres y mujeres que tu bien amado padre George Henry azotó para conseguir su cuantiosa fortuna; te rendimos homenaje…


Te rendimos homenaje a vos Jorge, el literato que haría de esa enfermedad que abundaba y revoloteaba como moscas sobre la mierda, en el siglo XIX; sobre el ideario de los hombres de la época, llamado romanticismo y que persiste crónicamente para nosotros en tu obra cumbre María que entre otras cosas atrajo la gusanera oriental  afincándose en estas tierras y como todo extranjero que se respete en Colombia prospera infinitamente. Esa misma obra te llevaría al Olimpo judío; y a nuestros corazones y cerebros que rebozan de mezquindad  e ignorancia iletrada respectivamente.


El Cerrito esa pequeña patria donde pasaste tu niñez contemplado la exuberante belleza vallecaucana: Su ríos de aguas  cristalinas, las portentosas ceibas y samanes erigidas tal falos de la madre tierra, las montañas lejanas e inexpugnables. Aquí conociste el amor inmaculado y sublime, ese que te haría subir la temperatura de tu entrepierna en la tierna edad del infante. ¿Cuántas masturbaciones no te habrás echado en el rio Zabaletas, pensando en ese misterioso amor de juventud? La cuenta de ese milagroso hecho quizás la perdiste con el machacante paso de los años y tus múltiples labores, como militar, político e intelectual, pero lo cierto, es que el ir de tu semen por las corrientes de ese rio, preñarían tu genio literario para dar a luz a los por siempre enamorados: Efraín y María.


Día tras día, los Cerriteños te amamos; como tu Efraín, y tu María se amaron; y de esta forma renovamos nuestro amor. Los fines de semana tus coterráneos emprendemos viaje el lugar donde describiste con sumo detalle el sitio del idílico amor: La Hacienda El Paraíso. El camino que conduce desde la cabecera municipal hasta la antigua hacienda, ha cambiado como es obvio y de forma dramática, claro está; hoy ya no hay rosas en el sendero sino una cantidad de hectáreas tras hectáreas repletas de caña de azúcar verdeando la tierra en potencia desértica; y las pocas rosas que sobreviven están en los nombres de las cruces clavadas y envejecidas a cada lado de la carretera: símbolos del desenfreno automovilístico mezclado con alcohol, pero no hay nada en tu pueblo que no pase bajo la voluntad y la sapiencia de Dios.


Cuando el alba asoma su luminosa cara sobre los techos y los primeros rayos del sol manosean el pavimento de las calles de nuestro pueblo; de la frente lustrosa nuestros corteros gallardos que hacen de su instrumento de trabajo un instrumento apto para la resolución de los conflictos más álgidos;  de las lenguas de nuestras Santas comadronas herederas del valioso trono del periodismo de cuadra, hermosas señoras antropófagas y a la vez carroñeras que comen del vivo y del muerto en el mismo plato; del rostro cada vez menos inocente de los niños que van a la escuela que en tu época danzaban al ritmo del Bunde y que ahora en una pieza de Reggaeton preñan a las compañeritas del salón después de una fructífera tarde de mendicidad; del vómito de los borrachos y las manos gaminescas y ajadas de los chirrites que amanecen en los andenes y en las bancas del parque Rada; del escote amanecido de las putas que vuelven a casa, nobles damas culi secas y pechugui-vanas con estómagos de sapo…


Así empieza y transcurre nuestro homenaje; que allá en el cielo sabemos que te hace sentir orgulloso, al punto que alardeas con otros escritores como el lisiado Cervantes de la calidad de tu pueblo glorioso.


Este hermoso municipio El Cerrito, fundado por el atropelladisimo Presbítero Manuel José Guzmán, sobre un promontorio símbolo icónico del calvario que vivieron los esclavos para construir esos túneles que conectan las pomposas y ricas haciendas; como rico es el Ingenio Providencia legalizando la esclavitud y discriminándola en orgullosos ejecutivos, obreros y empleados que aportan con su labor el  dulce combustible para que se muevan las llantas de las colosales tractomulas del progreso…

Este hermoso municipio Ciudad Cariño, cuna de nuestro ilustre Gatillero, de la mal llamada  guerra de independencia: General José María Cabal; y cuna de importantes celebridades como:


Guau - Guau

Yenco

Pepe Jigua (Si no sabe quien era pregúnteles a sus papas o hagan memoria)

Banano

Ringo

Tonto Mario

Barandica

Can – Can

Marcial

La Cuchipe

La Poderosa

Hilario Lerma

Julio Hurtado

La Loca María

Mauricio Martínez Prado


El Honorable Concejal Jairo Mera “Máscara” Celebre últimamente por sus apariciones en televisión regional y nacional.

Aquí donde los rancios abolengos contemporáneos a tu época: Cabal y Molina aún siguen explayados sobre enormes cantidades de tierra…

Aquí vemos hoy que María se enloqueció; que ha Efraín lo mataron torturado; y que el cura que confiesa a sus coterráneos esos que tu padre George Henry esclavizó empaló con la cruz de la labor en nombre del Gólgota se masturba la mente. Se han vuelto hechiceros, reparten polvos mágicos los dejan en las rosas de sus manos, respiran de sus pétalos el polen maravillador; ya benditos por la divina gracia cacorra de Dios salen a robar y matar. Cosas que aprendemos en el colegio que lleva tu nombre, cuna de pusilánimes, gatilleros baratos, cuchilleros de la mala monta y niñitas que se gradúan de mamá. Alimentados todos ellos con el veneno tóxico de los caudalosos ríos donde la mierda celebra con júbilo su victoria,  donde el chanchullo es el negocio del día, donde las almas valen el diez por ciento de los ingresos, donde en una semana de borracheras y pleitos se expían las mas estrambóticas culpas, donde tu heredad literaria es ignorada pero con despampánate hipocresía se aparenta conocerla.


Aquí, hoy y siempre este cariñoso municipio “Ciudad Gatillo de Colombia”,  te da las GRACIAS por haber venido desde la Nada hasta aquí, enamorarte del paisaje y amarlo como lo amaste, como te AMAMOS.


Comité Para La Preservación De la Moral, la cultura Isaacsiana y la Memoria.  (CPMIM)

 

 

 

El Sueño De Bolívar

 


Documento hallado recientemente en la correspondencia entre Simón Bolívar y Fannie Du Villard 

Santa Marta, 6 de diciembre de 1830.

 

Querida Prima


¿Te extraña que piense en ti al borde del sepulcro, esta carrera a la podredumbre?


Ha llegado mi última hora; no obstante, agonizo en la felicidad de los recuerdos, los más dulces y carnales que viví con mí Manuela. Entre las fiebres de este mal que presiento me arrancará la vida;  solo pienso en las batallas que gané en sus montañosas tetas tan esplendorosas en belleza como los mismísimos Andes y más calientes que la lava del Cumbal o el Galeras. ¡Ah! Y en esa Vagina profunda donde  mi Pene  libertó sus orgasmos.


Pero entre todo esto, tuve una extraña visión que me ha llenado aún más de gozo a pesar que las condiciones en las que estoy son las más abyectas, y de las que estoy seguro son mandadas por la Divina Providencia para que mi nombre sea recordado con la Gloria del mártir que murió en la cruz. 

 

Una mañana, mientras recibía los acostumbrados baños de tina, preso de una fiebre espantosa producto de este mal que me aqueja; ventosidades pedregosas empezaron a hacer burbujas alrededor de mi cuerpo sumergido en el agua entibiecida. Miré aquel fenómeno conmovido, pues mis ventosidades y por lo tanto aquellas burbujas no dejaban de parar y pronto empezaron a tornarse de diferentes colores: Amarillo, Azul, Rojo, Violeta, Verde, Naranja; gamas de azul, gamas de verde. Pronto un montón de esas coloridas burbujas formaron un círculo que empezó a girar paulatinamente de forma cada vez más veloz. Las burbujas se volvieron una sola y dejaron girar. Una imagen apareció en su superficie en donde me encontré con lo inminente: La Disolución definitiva de mi Gran Colombia, la empresa en la que invertí mi genio, que forjé con la sangre de tanto esclavo negro y con la de cualquier cantidad de desposeídos de medio pelo.


Aunque esa visión me aterró sobremanera debo decirte querida prima, que ha falta de una Gran Colombia como yo la había pensado, se erigirá sobre el pestilente mierdero de confabulaciones y complots en mi contra, una grandiosa República que tendrá varios nombres entre ellos: Estados Unidos de Colombia dentro de treinta años y tres años después, Colombia (de Estados Unidos). Con dicho nombre se forjara una historia, el de una nación libre para el crimen en todas sus expresiones, en las formas más ingeniosas por las que esa Patria será conocida en todo el mundo.


Hacia los años de 1848 y 1849, respectivamente se fundarán los gloriosamente, ladrones y asesinos partidos políticos: Liberal y Conservador que se repartirán no solo el poder como aves de rapiña, sino la riqueza del país, vendiendo, cajeando, chanchulleando. Eso si, regarán la tierrita con la sangre de la mestizamenta de a pie.


Sumergido dentro de esta ilusión he visto en un derroche de luz volar a mis libertados en átomos como el inmolado Ricaurte. Sus intestinos cubren desde las verdes planicies hasta las canosas copas de nuestros accidentes geográficos, las armas chispean como luciérnagas en noches negras y rojas. Veo las agraciadas chozas decoradas con hermosos jardines de coloridas florecillas y muertos que cuelgan de las vigas como muñecos de trapo inertes, tiñendo las paredes del rojo de nuestra bandera; así, como rojos los ojos de mis conciudadanos inmersos en el trance de un yerba muy popular. Admiraba las narices níveas de coca, pilar de la economía, negocio propulsado por el grande empresario de todos los tiempos: Pablo Escobar Gaviria, un filántropo. Los vi sin Panamá, sin gorros frigios, sin cóndores, sin arcas; los vi más pobres que antes de libertarlos. Ciudadanos miserables embebidos en licores baratos y adulterados.


Limosneando esclavitud;  conduciendo ebrios vehículos metálicos que aproximan el prójimo a la muerte. Los veo viviendo de matar atrincherados en el edificio del congreso, tirando del gatillo en veloces vehículos de dos ruedas; robando y envileciendo; los veo arrastrándose en el fango tal comosi fueran la mierda que repisotea el caballo por las calles. Indignados sin dignidad y eligiéndose cada cuatrienio los peores males.

 Tramontaba las sangrientas cordilleras de esta Patria bellamente violenta. Lo hice, bajo la condición del más asertivo sustituto del cóndor, el gallinazo de cabeza pelada. Este animal cebado, prolífico y noble.

 

Querida Prima.


He visto los hijos de esta Patria y del regocijo, otra ventosidad pedregosa ha salido estruendosa nombrando a estos geniales hombres y mujeres:

 

Manuel Antonio Caro

Luis Alfredo Garavito

Manuel Marulanda Vélez

Álvaro Uribe Vélez

Amparo Grisales, Puta Eterna

Carlos Castaño

Pablo Escobar

Ardila Lule

Los Hermanos Orejuela

Moseñor Rubiano

El Mata Micos Patarroyo

El Nobel comprado, Gabriel García Márquez

David Murcia Guzmán

Fernando Botero

Campo Elías Delgado

Elda Neyis Mosquera, “Karina”


Planeaba…  Sentí sed en las alturas y descendía al rio, donde un colorido liquido sacio mi sed y me mato. Desperté haciendo una fila donde había ciudadanos preocupados, y mala carosos, que hablaban bien de esta tierra. Pregonando con hilaridad y desparpajo las desventuras de la misma. Sobacos permeados de tinta de periódico que contenía filicidios decorando los titulares rojos,  tan sangrientos como la menstruación de mi Manuelita y donde con  júbilo inmortal recibían las noticias de trueque de la excrementosa patria que les quedaba. 


Tierra de prepagos que se rellenan el busto y el culo, llevando nuestro oro blanco en sus preciosos intestinos hacia el extranjero; tierra de futbolistas abaleadores y abaleados; de cantantes que nos deleitan con sus “Ublimes” notas; tierra de harapientos que viven en agujeros como ratas a las orillas de un rio;  tierra de tumultuosos rellenos sanitarios que llevan el nombre de grandes ciudades; en donde los habitantes hambrientos de murriña, se bambolean desesperados como gusanos en el alcohol antiséptico en busca de su mal oliente tajada.


En las planas vías del progreso se me revelaron, muertos: Gatos, perros, caballos, pájaros, hombres, basura, cruces y una galaxia de estrellas negras adornando el sendero, rutilando una celestialidad infinita.

 

Querida prima.


El orgullo me inunda como se inundan mis conciudadanos, mis libertados, en las crecientes de los ríos en las riberas, tanto como se me inundó el corazón y la uretra de Amor  cuando contemplaba al portentoso Mariscal de Ayacucho. Y se me hace muy afable verlos morir en los dulces labios de la inopia; de rodillas clamando piedad a ídolos místicos, entre los que estoy omnipresente en el centro de cada parque custodiado por ampones, palomas, y jubilados desdentados.


Esta espléndida visión me hizo olvidar de los achaques de mi vejez  y mis andanzas con el Gran Sucre, esas terribles hemorroides que juegan colgadas de mi culo sangriento similares al bolsillo del traje de un payaso.


Misericordioso Señor, aquí en la bañera lujosa de esta quinta, te agradezco por el destino de mis libertados, me encanta tu sentido del humor, con fervor veo el delirio de esta Patria futura. Moriré dichoso porque sé que mi gran sueño se llevará a cabo.