La Chacala

 

De todos las criaturas que pudo escupir o cagar este mundo, la Chacala es aquella en quien por morbo los ojos se dirigen, la Chacala solo puede ser hija del más pobre de los dioses, “el dios de los pobres”, solo bajo la concepción de un dios tan vil podía salir el molde de la Chacala.

 

¡Ay la Chacala! Con esa mirada lujuriosa proveniente de tus ojos grandes de sapo, ese animal de lengua larga y cuerpo de prostituta, grandes y brotados como panza de famélico u ombligo de herniado; con ellos contemplas en el espejo, tu rostro delgado y desnutrido. Entre tus ojos grandes de zabaleta frita, esta esa nariz aguileña grande, filuda gustosa del perico. Tus pómulos de calavera pintada de canela a los que aplicas maquillaje de baratillo. Bajo tu nariz viciosa, están tus labios delgados y sin gracia, ni forma como tu. Por último ves tu pelo negro como tu destino y liso, y tu cumbamba puntada cual pirámide esbelta.

 

Mueves ese cuerpo liviano y en el límite del antropomorfismo, -es cuerpo que solo la vileza de dios en comunión con el vicio puede construir- lo mueves con dirección a tu amante. Vas por la calle anhelante de tu dosecilla* de perico y pija; te diriges en hambruna pero poco te importa, llevas mucho tiempo así, has ofrecido tu cuerpo, si es que se le puede llamar así a esa cosa que arrastras a cambio de una dosis de irrealidad viciosa y de placer carnal, placer que persigues como la Chacala que eres.

 

Avanzas y avanzas por la calle polvorienta como tus calavericos pómulos y seca como todo tu cuerpo de anoréxica, el viento golpea tu cuerpo porque no lo quiere acariciar y sigue su paso huyendo de ti hasta que llegas al punto de encuentro. Y allí está esperándote uno de tantos, una de esas criaturas enfermizas que te sodomiza y va en detrimento de su economía en pro de un deseo aberrante. Entras con una gran sonrisa de muerto con los ojos saltones y desesperados, él te espera ardiendo como las llamas del infierno de donde parece que dios te extrajo para atormentar el orden y lo placentero que pueda tener la imagen de esta estancia a la que algunos han dado el nominal de “vida terrenal” .

 

Cierras la puerta con tus manos de masturbadero y ratera, y recibe un bolsón de cinco**  y los repartes en tus fosas profundas, profundas como tu vagina sobreasada. Él solo te dice: - Chacala ven acá. Y te diriges a él y empiezas a desnudarlo, escarbas en la entrepierna y te encuentras con una gran sorpresa… Media más de 40 cms y tenía tres verrugas grandes, tus ojos se abrieron de sorpresa y tu rostro perdió la forma humana. Luego en la lujuria y la arrechera, cerraste los ojos y sonreíste con la buena dentellada que tienes Chacala, dentellada de dientes remontados y filudos, empezando por la verruga que acariciaba con tu lengua húmeda enseñada a contener insectos provenientes de cualquier mierdiero, jugaste con la gigantesca sorpresa de entrepierna hasta que no resististe la tentación de introducirlo en ti.

 

Eras profunda pero con la longitud de este juguete quedaría al descubierto tu limite, te entraron prodigiosa 30 cms, bailabas alegremente sobre él; el vals del sexo y la necesidad.

 

El diablo vomitaba del asco y dios se reía y decía; ¡A mi imagen y semejanza! ¡A mi imagen y semejanza! Te tengo deparado el infierno Chacala ¡El infierno! El pobre diablo le ofreció mil veces el camino del bien, el camino del rebaño, pero eres desvergonzada y pecadora por naturaleza Chacala.

 

Tus manos descarnadas e imprudentes, perfumados del olor vinagre de tu vagina, sacudieron ágilmente el verrugoso prepucio hasta llevar a término, el asqueroso coito, subiste con ellas tus jeans desteñidos y recibiste otra bolsa de maquillaje nasal.

 

Tu espíritu tan hambriento como tu, se desplazaron a su morada, solo había milanta de vergo en tus intestinos y polvo de mago en tus pulmones así que comiste algo y dormiste plácidamente.

 

 

* Por que por su cuerpo no merecía otra cosa.

 

** Precio oficial para el Valle del Cauca en el año 2012 – 2013 según el gremio de jíbaros del sur occidente colombiano.