ABUNDANCIA

La dialéctica entre Amo - Esclavo, queda resuelta en la categoría pornográfica Interracial” * Hegel Rafael Kenge Jones

 

Cantaba dichosa y  con una vitalidad admirable: Abundancia, la Diosa de anchas caderas; que vivía feliz en su casa entonando hermosas canciones con voz de contra alto,  para su amante, el negro Diositeo oriundo de Buenaventura, el cuál se encargaba todas las noches de hacerse la paja en medio de los blancos bananos de Abundancia. Apodaban graciosamente la pareja a aquella práctica banana split. Abundancia exhibía sus hermosas carnes, mientras cantaba para Diositeo,  cuando apareció aquella tarde una demonia, su fisonomía era bastante fuerte, nada de lo que hubiese en la tierra se podía comparar con ella, era una especie de feto de tres metros,  que siempre estaba creciendo, arrugado y baboso. Por estar emparentados lejanamente, Abundancia y el negro Diositeo, recibieron a aquel inmundo demonio en su morada.

 

- Hola parientes, saludo aquella demonia  a la pareja. – Hola Compasión ¿A que se debe tu visita? Interpeló, Abundancia. – Seré breve, conozco tu hermoso canto lleno de una vitalidad contagiosa, por eso deseo que compartas un poco de ese canto, con mi hermana Carestía y su coro de huérfanos. – ¿Y yo que ganaría con eso? – Una recompensa celestial, un Dios se lo pague.

 

La propuesta de Compasión, no convencía a Abundancia, pero Compasión no se detuvo y moviendo su baboso cuerpo, se acercó a Abundancia y al oido le propuso: - Te doy una trinidad de negros como Diositeo todos los días, además de eso te haré famosa por compartir tu hermoso canto. Aquella propuesta no pudo rechazarla Abundancia la diosa de de anchas caderas y grandes bananos,  quien tenía cierta debilidad por los negros como Diositeo, así que aceptó mientras se miraba coquetamente en el espejo su abundante cuerpo y fue a cantar con Carestía la diosa famélica, en un hospital donde la esperaba un coro de niños huérfanos y enfermos.

 

Abundancia entonó junto con los niños huérfanos y enfermos, una canción anémica.We are the World, we are the children, decía el coro. Entre el grupo de niños, había uno que solo le restaban algunos meses de vida, era la voz principal a pesar que solo podía ganguear, y sentado en su silla de ruedas, “cantó” al lado de Abundancia.

 

Diez años después Abundancia gozaba de fama y reconocimiento universal, por compartir su bella voz, con los desvalidos, huérfanos, mendigos, con todo el lumpen  que se le atravesaba. En un día soleado Abundancia, la diosa de anchas caderas, de grandes bananos y de voz de contra alto, paseaba de la mano de tres negros como Diositeo, su antiguo amante. De repente este paseo fue interrumpido por un joven, aquel huérfano que solo le quedaban algunos meses de vida diez años atrás; se paró en frente de ella sacó un fusil y disparó en la cabeza de los tres negros y de Abundancia.

 

Náusea DVida